Cuando entras en la calle Corta y llegas hasta el Tedone, parece que estas en una calle de Praga o Paris. Pequeño, coqueto, y con un ambiente especial. Nos recibe un hombre vestido todo de negro con los ojos pintados de negro y mirada hechizante. Las paredes son de color naranja y cuadros curiosos. En la carta hay platos vegetarianos y mixtos pero todos son biológicos, según nos explica el hechizero ese...
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